Terminemos con gozo

La iglesia estaba llena de gente. Era el tiempo de la cosecha. Todos llevaban a la iglesia los diezmos y ofrendas de su cosecha. Cantaban con regocijo alabanzas a Dios.

Luciano le dio gracias a Dios por las muchas bendiciones que había recibido. Hacía pocos años que era salvo. Ahora su familia entera era parte del cuerpo de creyentes. Y Dios también lo estaba usando en la obra de la iglesia luego que se entregó al Espíritu Santo. Había orado por los enfermos, había enseñado la Palabra de Dios y había aprendido a trabajar con los líderes de su iglesia.

Mientras Luciano escuchaba los cantos pensaba en otro tiempo de cosecha―el tiempo cuando su trabajo terminara y se encontrara con Jesús cara a cara. ¿Cómo será ese día?

Quizás usted también se ha preguntado cuál será el futuro para el obrero cristiano. Esta lección le ayudará a contestar esa pregunta. Permita que las verdades que presenta lo inspiren en su trabajo para el Señor y le llenen el corazón de gozo.

El trabajo acabado

La carrera acabada

El Nuevo Testamento compara la vida del obrero cristiano con la carrera de un atleta. El apóstol Pablo dijo: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14). En la carrera cristiana, ¡todos los corredores fieles pueden ser ganadores! El Señor Jesús dijo: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12). ¡Qué gozo le espera al obrero cristiano!

Para terminar la carrera usted debe vencer pruebas y tentaciones. Quizás no siempre logre éxito en sus planes, pero por el poder del Espíritu Santo usted puede afrontar cada situación y ser victorioso. Mateo escribió: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mateo 24:13). Por lo tanto, se nos insta a los creyentes que vivamos y trabajemos de manera que podamos decir con el apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7).

La tarea acabada

El Nuevo Testamento también compara el ministerio del obrero cristiano con una tarea con la que se debe cumplir.

Jesús se daba cuenta de que tenía que cumplir con un trabajo importante. Al ver la urgencia de la tarea, Jesús dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4). Cuando su trabajo estaba cumplido, Jesús dijo a su Padre: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:4).

Jesús describió nuestra tarea en Mateo 28:19–20. Un día nuestras oportunidades para ser obreros del Señor acabarán. Pero todo obrero cristiano puede tener la satisfacción de saber que se puede y se debe cumplir con la tarea que Dios le ha dado.

La cosecha recogida

El Nuevo Testamento dice que el trabajo del cristiano es como el de recoger una cosecha (Mateo 9:37–38). La cosecha sugiere la semilla que siembra, el grano que madura, el fruto que se recoge. El tiempo de la cosecha es siempre una temporada de gran gozo. También habrá gozo en el cielo, en el tiempo de esa cosecha final. El gozo de esa cosecha vendrá cuando los obreros cristianos vean a las multitudes que tienen vida eterna, porque los miembros del cuerpo de Cristo trabajaron juntos para demostrarles el amor de Cristo. Como obrero de Dios, usted compartirá ese gozo. Usted verá el fruto de sus labores―los que han creído en Jesús, los enfermos que han sido sanados, los que recibieron ánimo. ¡Qué tiempo maravilloso será ese!

El gozo experimentado

Hay un día de pago para el obrero. Dios nos ha dado el privilegio de trabajar para Él, y Él ha fijado un momento en su plan futuro para reunir a todos los obreros cristianos. Cada persona será recompensada según su labor (1 Corintios 3:8; 2 Corintios 5:10).

Habrá diferentes clases de recompensas. Primero, los que han sido fieles serán recibidos por el mismo Señor, quien dirá: “¡Bien, buen siervo y fiel!” (Mateo 25:21). Esta aprobación del Maestro será más preciosa que cualquier otra cosa que podamos imaginarnos.

Luego, también recibiremos todo lo que Dios nos ha prometido―nuestra herencia. En Romanos 8:16–17 Pablo nos recuerda que somos hijos y “herederos de Dios y coherederos con Cristo, sí es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.

Otra recompensa será el gozo de ver a los hemos ayudado espiritualmente. El apóstol Pablo ansiaba este gozo: “Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?” (1 Tesalonicenses 2:19).

La Biblia también dice que los obreros recibirán coronas. Durante los tiempos en que fue escrito el Nuevo Testamento, la corona que recibía un atleta triunfante era simplemente una corona de flores o de ramas. No duraba mucho, pero aún así tenía mucho valor; el atleta había trabajado duramente por mucho tiempo para ganarla. En 1 Corintios 9:25 leemos que nuestra corona, a diferencia de las coronas de flores o de ramas, durará para siempre. Será una corona gloriosa (1 Pedro 5:4).

Pero la mejor recompensa de todas será experimentar el pleno gozo de estar en la presencia del Señor para siempre (1 Tesalonicenses 4:17). ¡Este gozo jamás se acabará!

Sea un obrero cristiano fiel. Recuerde estas palabras que el apóstol Pablo les escribió a los obreros de la iglesia primitiva; son tan ciertas hoy como lo eran entonces:

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. (1 Corintios 15:58)

Usted ha terminado de estudiar Obreros cristianos. Que el Señor lo bendiga a usted en su servicio a la iglesia y al usar los dones que Dios le dé para bendecir y fortalecer al cuerpo. Al seguir trabajando con otros creyentes, repase algunas de las lecciones para recordarse a usted mismo de los dones de ministerio que Dios ha dado o de los deberes de los líderes. Nunca olvide que el cuerpo de creyentes es la iglesia de Cristo. Él es quien edificará un cuerpo fuerte y quien le ayudará a usted en su trabajo de obrero cristiano.

Ahora que usted ha completado la segunda unidad, usted está preparado para contestar las preguntas de la Evaluación de Unidad dos. Repase las lecciones anteriores, luego siga las instrucciones que están en la hoja de respuestas. Cuando le envíe la hoja de respuestas a su oficina de inscripción,
pregúntele acerca de otro curso de estudio.