Coopere Para Compartir las Buenas Nuevas

¡No hay nada tan emocionante como el pertenecer a un equipo bien entrenado de baloncesto o de fútbol y jugar contra otro equipo! Todo miembro del equipo sabe que ninguna persona puede ganar el partido él solo, sino que todos deben colaborar para lograr un fin común. Todos hacen su parte. Todos dependen mutuamente del apoyo de los demás.

La tarea de evangelizar nuestro mundo demanda ese mismo tipo de esfuerzo de equipo. Ninguna persona puede realizarla día sola. A Dios le agrada usar un equipo de obreros en el engrandecimiento de su iglesia. El apóstol San Pablo subrayó que somos “colaboradores” (2 Corintios 6:1).

Está usted estudiando la lección final de nuestra primera unidad intitulada ES NECESARIO GANAR AL MUNDO — ¡Vea la necesidad! Además de la ganancia personal de almas, la evangelización cooperadora a través de la iglesia constituye otra importante dimensión. Al organizarse los creyentes en equipos evangelísticos de una u otra clase, el ministerio de la evangelización se multiplica. ¡Vamos, únase a un equipo!

LA IGLESIA ES EL PRINCIPAL AGENTE DE DIOS PARA LA EVANGELIZACION

Durante el ministerio de nuestro Señor, envió en grupos de dos por lo menos a 70 hombres a 35 o más pueblos y ciudades de la provincia de Galilea. Delegó poder a los miembros de esos equipos para evangelizar, sanar a los enfermos, y liberar a los esclavizados por malos espíritus. Los equipos regresaron después con mucho gozo por sus victorias espirituales (Lucas 10:17).

Después que Jesús ascendió al cielo y descendió el Espíritu Santo sobre los creyentes en el día del Pentecostés, la joven iglesia se convirtió en el agente principal de Dios para la evangelización. A través de los siglos la iglesia ha continuado como vehículo de evangelización. Durante ciertos períodos de la historia, los esfuerzos evangelísticos han menguado y casi han cesado, pero en otros el Espíritu Santo ha propiciado grandes despertamientos espirituales. Como resultado, grandes multitudes han aceptado a Cristo y han sido inspiradas para ganar a otras almas para Cristo.

La iglesia primitiva creció por la evangelización

Las cartas del Nuevo Testamento no exhortan especialmente a los creyentes a evangelizar por la sencilla razón de que la evangelización era una actividad común y natural de todos en aquellos días. La lectura de la historia de la iglesia primitiva nos inspira a compartir las Buenas Nuevas con los demás. Leemos que una gran persecución se desató contra la iglesia de Jerusalén, por lo que los creyentes fueron dispersos por toda Judea y Samaria. Pero “iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8:4). La palabra anunciando significa “contando” las Buenas Nuevas.

Otra persecución relacionada con el martirio de Esteban dispersó a los creyentes a lugares tan lejanos como Fenicia, Chipre y Antioquía de Siria. En Antioquía, la tercera ciudad más grande del imperio romano, los creyentes les testificaron por primera vez a los gentiles de habla griega, “anunciando el evangelio del Señor Jesús” (Hechos 11:20). Estos creyentes no eran evangelistas de tiempo completo como los conocemos hoy día. Eran simples creyentes laicos, obreros, hombres de negocios y comerciantes que se habían establecido en Antioquía y testificaban de Cristo como su Salvador. Como resultado, “la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor” (Hechos 11:21). Por tanto, se estableció la primera iglesia gentil en Antioquía. En este lugar, a los creyentes, quienes de seguro eran como Cristo en naturaleza, los inconversos les llamaron cristianos por primera vez (Hechos 11:26).

La iglesia de hoy debe continuar evangelizando

Ya ha estudiado usted que la evangelización era la tarea diaria de los primeros creyentes. Hoy necesitamos volver a poner en práctica su método de alcanzar a todos, en todas partes. El verdadero crecimiento, ya se trate del período inicial de la iglesia o de nuestra generación, siempre ha sido el producto de la evangelización diaria. Las personas deben nacer de nuevo antes de que puedan llegar a ser miembros de la familia de Dios; deben saber que pueden creer y ser salvas.

Ahora comprendemos que la evangelización incluye todas las actividades relacionadas directamente con ganar las almas para Cristo. En la actualidad se emplea una gran variedad de métodos de evangelización. Cuando un grupo o equipo se organiza de alguna manera, le llamamos a esa actividad evangelización en grupo. Para que la evangelización en grupo sea efectiva debe contar con la ayuda de todos nosotros.

Las campañas evangelísticas de toda la ciudad incluyen a muchas iglesias en un área dada. Bien puede tratarse de iglesias afiliadas a una sola organización, o de varias denominaciones que se unen en un esfuerzo de cooperación para alcanzar a las personas para Cristo. Estos grupos, con sus líderes y congregaciones, se unen como equipo para anunciar el evangelio a tantas personas como les sea posible en grandes reuniones. Si se planifican, se conducen y se organizan apropiadamente, y si se ora por ellos, tales esfuerzos pueden hacer un impacto de grandes dimensiones en una comunidad los cuales agregarán nuevos miembros a todas las iglesias de la ciudad.

A un nivel más local también se organizan reuniones evangelísticas que lleva a cabo una iglesia local. Repetimos, se necesita la ayuda de los creyentes para que el pastor y el evangelista puedan cosechar frutos en los cultos.

Otras formas de evangelización en grupo se llevan a cabo sobre bases más consistentes. He aquí algunos ejemplos:

  1. Equipos de evangelización que celebran cultos en hospitales, cárceles, asilos, en las calles, en los mercados o en parques al aire libre.
  2. Equipos de visitación que van de casa en casa levantando un censo religioso con el fin de buscar a quienes no asisten a ninguna iglesia. Otros equipos visitan casas de personas con quienes se ha establecido ya algún tipo de contacto o relación. Usan estas oportunidades para contarle a la gente acerca del evangelio y para conducirlos a Cristo.
  3. Equipos de distribución de literatura evangélica que van a lugares públicos como parques, plazas y mercados, en donde reparten gratuitamente tratados evangélicos y quizá muestras de cursos evangelísticos por correspondencia como los que publica la Universidad ICI.

Todas estas formas y métodos de evangelización deberán basarse en una iglesia. Las personas abordadas deberán saber quién las evangeliza y dónde pueden encontrar una iglesia local. Todo tratado evangélico o pieza de literatura distribuida deberá ser sellada con la dirección de una iglesia local para que quienes buscan la verdad puedan encontrar ayuda adicional.

SE NECESITA A TODO CREYENTE PARA LA EVANGELIZACION

En cualquier labor evangelística de la iglesia, de una manera u otra se necesita el apoyo de cada creyente. He aquí algunas de las formas en que puede ayudar a su iglesia:

  1. Evangelización directa. Esta consiste en hablar directamente con el probable convertido con el fin de dirigirlo hacia Cristo, invitarlo a que se convierta a Cristo. Es evangelización básica, como la hemos venido estudiando: contar las Buenas Nuevas, testificar de Cristo, ganar a otros para El, y hacer discípulos. Puede realizarse en la forma de conversación directa, o que un obrero personal le explique el camino de salvación a un grupo de personas interesadas después de un sermón evangelístico.
  2. Evangelización por amistad. En este caso nos referimos a la evangelización indirecta al entablar amistad con probables convertidos. Bien puede invitarlos a su casa a comer o a conversar mientras saborean una taza de café, o bien ayudarles o serles útiles de alguna manera. Si les demuestra su interés por ellos como personas, estarán más dispuestos a escucharle. Otra forma consiste en organizar reuniones de hogar, en las que se les puede testificar a vecinos y amigos en una atmósfera informal, amistosa. Las personas que se resisten a asistir a la iglesia a menudo reciben el testimonio de esta manera, para después llevarlas a una iglesia.
  3. Evangelización de apoyo. Es de suma importancia, en cualquier labor evangelística, contar con apoyo en diversas áreas, como las siguientes:
  • Oración. Todo miembro tiene el privilegio y la responsabilidad de orar. Puesto que las conversiones son resultado de la obra del Espíritu Santo en y a través de las personas, no se exagera este ministerio de ninguna manera.
  • Asistencia personal. Con su sola “presencia” en las reuniones evangelísticas, usted demuestra su preocupación e interés con los cuales fortalece al predicador. Cuando los probables convertidos ven a un grupo de creyentes felices, amables, que son amigables con ellos, desearán formar parte de ese grupo.
  • Ayuda financiera. La colaboración financiera para sufragar los gastos necesarios constituye una forma práctica de promover la evangelización, además de que siempre bendice al dador.

Todo creyente puede participar en la evangelización. El apóstol San Pablo compara la relación de la iglesia y el Señor con un cuerpo, del cual Jesucristo es la cabeza y el resto los miembros (Colosenses 1:18). Es necesario que todo miembro esté activo para que la obra de Cristo se realice.

La iglesia saludable, creciente, necesita dos tipos de obreros. Uno de ellos es el de voluntarios que ayudan a mantener la vida y los ministerios de las iglesias locales. Entre ellos se cuenta a los ujieres, secretarios de la iglesia, conserjes, maestros de escuela dominical, y miembros del coro. La actividad y visión de estos obreros es interna; sus intereses se relacionan con lo interno de la iglesia. Estas personas son muy valiosas y todo líder de la iglesia se siente agradecido por ellas.

Otros se ocupan más bien en un ministerio externo, le hablan a la gente en las calles, celebran cultos en las cárceles, reparten tratados evangélicos, y les llevan el mensaje a los inconversos que no pueden o no asistirían a una iglesia. Sin embargo, los ministerios que Dios da nunca se concentran en un área u otra. El obrero personal debe apoyar la iglesia local y el miembro del coro debe hacer todo lo que esté a su alcance para ganar a su prójimo para el Señor.

Obtenga experiencia como ayudante

Para lograr un cuadro más claro de la forma en que todo creyente puede participar en la evangelización, regresemos en el tiempo a una cruzada evangelística llevada a cabo en Asia.

La escena se desarrolla en Taichung, en Taiwán central, ciudad de medio millón de habitantes. Un grupo de obreros voluntarios y una pareja de misioneros están trabajando juntos. Seis obreros voluntarios son jóvenes llenos del Espíritu de iglesias del sur y del norte de Taiwán. Han dedicado sus vacaciones de verano para ayudar en Taichung. Tres creyentes que le ayudan al equipo pertenecen a la iglesia local que se organizó recientemente.

Un evangelista lleno del Espíritu y su esposa, a quienes el Señor ha usado para conducir a muchas personas a sus pies y en la oración por los enfermos, han sido invitados a participar en la cruzada. Antes de su llegada se tienen que hacer muchos preparativos para las reuniones.

El equipo chino y la pareja de misioneros se reúnen cada mañana para leer la Biblia, orar y planificar. Cuatro semanas antes de que se inicien las reuniones, el equipo trabaja cuidadosamente en los siguientes proyectos:

  1. Publicidad: El equipo manda imprimir grandes afiches o carteles con el anuncio de las reuniones. Después de obtener el permiso de las autoridades de la ciudad, colocan los carteles en lugares visibles en toda la ciudad. Hacen arreglos para que se anuncien las reuniones por la radio antes y durante la cruzada. Distribuyen hojas impresas en las que se anuncian las reuniones y se ofrece un sencillo mensaje de salvación. Antes de que comiencen las reuniones el misionero conduce lentamente por las calles un vehículo con carteles de publicidad. Los jóvenes de la iglesia han preparado cassettes con invitaciones a las reuniones entremezcladas con música, las cuales se tocan mientras el misionero conduce el vehículo. Algunos jóvenes reparten hojas impresas a la gente desde las ventanas del vehículo.
  2. Lugares para la campaña: Las reuniones se inician en un antiguo auditorio municipal. Al ir aumentando la asistencia, se cambian a una gran carpa que ya instaló un grupo de obreros en un parque de la ciudad. Allí, casi al descubierto, las reuniones atraen a centenares de personas. Se ha realizado mucho trabajo de preparación — como la ubicación de 500 asientos sin respaldo adicionales. El equipo, junto con otros voluntarios, instaló el sistema eléctrico, improvisó una plataforma y un púlpito, y erigió un enorme anuncio.
  3. Personal: Ya en plena cruzada todos los creyentes ayudan a distribuir miles de tratados evangélicos y panfletos de invitación en calles y esquinas cercanas. Con toda cortesía se invita a los transeúntes a que pasen a la carpa, se les toma del brazo y se les conduce personalmente hasta un asiento donde pueden ver y oír todo lo que acontece. Tres jóvenes dirigen alternadamente el canto e interpretan el sermón del evangelista a dos idiomas chinos.

¡Ayudantes! La gran campaña de Taichung nunca se hubiera planificado ni llevado a cabo sin la ayuda de muchas personas. Quienes estuvieron dispuestos a ayudar al principio inspiraron a otros a contribuir con su tiempo, talento y medios en un esfuerzo conjunto que alcanzó a miles con las Buenas Nuevas de salvación en Jesucristo!

Conviértase en obrero personal

Hemos sugerido que primero obtenga experiencia como ayudante en la causa de la evangelización. Como puede observar, en cualquier esfuerzo evangelístico hay algo que todo creyente puede hacer. El segundo paso consiste en convertirse en obrero personal. Le espera un gran desafío al participar directamente usted en la evangelización directa.

Los voluntarios de la cruzada de Taichung se convirtieron en buenos obreros personales cuando los misioneros les enseñaron cómo dirigirse cortésmente a la gente, a comprender sus problemas, y a dirigirlos a la fe en Cristo. Cada noche, después del sermón predicado por el evangelista, mucha gente pasaba al frente en busca de ayuda espiritual. Cuidadosamente él les explicaba los pasos de la salvación y oraba por todos los que respondían.

Entonces les tocó a los obreros personales su turno de dirigirse a la gente. No siempre era posible hablarles individualmente. Por lo general un obrero se dirigía a varias personas. Cada obrero personal explicaba los pasos de la salvación, contestaba preguntas y dirigía a los interesados en oración. Se aconsejaba individualmente a quienes esperaban su turno.

Se le daba literatura evangélica a cada uno y se le pedía que firmara una declaración de decisión con su nombre y dirección. Se le aseguraba que después se le visitaría con el único propósito de ayudarle espiritualmente.

La Sra. Tan fue una de las interesadas que después nos contó su historia. Se encontraba en casa, ya casi por la noche, viendo un programa en su televisor el cual había colocado junto a un altar de un ídolo que ella adoraba. De pronto la imagen del televisor se fue borrando y se apagó por completo. Con disgusto, la Sra. Tan bajó de su apartamento por la angosta escalinata y se dirigió al cercano parque de la ciudad para dar un paseo.

Al aproximarse a la puerta principal del parque oyó cantos alegres y vio a la multitud en la gran carpa. Entonces Ma-lin, una joven adolescente, con toda cortesía le dio a la Sra. Tan un tratado evangélico y le preguntó si le gustaría pasar a la carpa y oír las “noticias de felicidad” (expresión china para referirse al evangelio). Por curiosidad, puesto que nunca antes había oído las noticias, la Sra. Tan decidió pasar. Ma-lin la dirigió al interior y le ayudó a buscar un asiento.

La Palabra de Dios tocó el corazón de la Sra. Tan. También fue conmovida por el canto y los alegres rostros de quienes le rodeaban. Regresó al día siguiente por la noche, y casi todas las noches siguientes. Finalmente aceptó pasar al frente a orar. Un obrero conversó y oró con ella, y le tomó su nombre y dirección. Después declaró su fe para ser sana de un bocio pequeño, y el Señor la sanó. La Sra. Tan encontró paz y gozo al confiar en el Salvador.

LA EVANGELIZACION INCLUYE CIERTA OBRA SUBSECUENTE

¡Las campañas evangelísticas son emocionantes! ¡Las multitudes, la música, el canto, la predicación ungida por el Señor, y los nuevos convertidos y sanados lo conmueven a uno! Muy pronto terminó nuestra campaña. Antes de marcharse, el evangelista dijo: “¡Ahora les queda a ustedes mucho qué hacer!”

¿Qué quiso decir? ¿Acaso no habían estado trabajando arduamente todos durante semanas, durante y después de las reuniones? Pero la evangelización, ya se trate de obra individual o de grupo, debe incluir cierta obra subsecuente. He aquí algunas maneras de realizarla.

Organice un programa de visitación

Antes de que terminara la cruzada de Taichung, los obreros voluntarios y los misioneros establecieron un programa de visitación inclusiva. Se revisaron y estudiaron cientos de tarjetas de decisión. Al comenzar la visitación, descubrieron que muchas direcciones eran falsas. Se emplearon días enteros de largas caminatas, bajo la lluvia y por empinadas y angostas calles, callejones y patios, o ascendiendo y bajando por las escalinatas de altos edificios de apartamentos.

Por la visitación fiel y constante, los recién convertidos fueron alentados en la fe cristiana. Algunos de ellos recibieron con agrado la organización de reuniones de oración y estudio bíblico en su hogar, bajo la dirección de un pastor chino o misionero.

A la Sra. Tan la visitaron en su apartamento en el segundo piso. Casi siempre estaba sola, ya que su esposo se pasaba el día en su negocio de exportación de curiosidades chinas. Los obreros voluntarios le enseñaron a orar. Poco después dejó de adorar a los ídolos. Una mañana de un domingo de resurrección fue bautizada alegremente en las aguas. Hace poco, cuando murió su único hijo, testificó de la paz y el consuelo del Señor, sin el cual, dijo ella, hubiera perdido la razón totalmente. En la actualidad asiste a la iglesia de Taichung.

Si no hubiera sido por el programa de visitación, la Sra. Tan y otros hubieran cedido a su ambiente de paganismo. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). La obra subsecuente a la evangelización consiste en buscar a la gente persistentemente y visitarla hasta que se acaben los zapatos de uno, si es necesario. ¿Acaso no haría Cristo lo mismo — y mucho más?

Conviértase en patrocinador espiritual

Cuando una persona acepta al Señor Jesucristo como su Salvador y recibe perdón de pecados, es como un bebé recién nacido. Como todos los padres saben, el bebé necesita que lo amen, lo alimenten y lo cuiden. Al ir creciendo el niño en Cristo necesita la ayuda de creyentes más maduros — “padres” espirituales — para que reconozca que forma parte de la familia de Dios. Usted puede llegar a ser patrocinador espiritual, presentándolo a otros creyentes e incluyéndolo en el compañerismo cristiano.

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