El Reino Dividido

En la lección 7 nos detuvimos en nuestro estudio de la historia de Israel para considerar los escritos de la época monárquica, los maravillosos libros de poesía y sabiduría. Ahora, retornaremos al reino del rey Salomón y seguiremos los eventos de sus últimos días y los años subsiguientes.

A diferencia de las tribus en conflicto descritas en Jueces, el pueblo de Dios durante el reino unido experimentó días gloriosos. Subyugaron a otros. Pero durante sus días de bendición y prosperidad, se descuidaron. La idolatría aumentó y se olvidaron del principio del éxito que Samuel les había recomendado: “Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón…” (1 Samuel 12:24). Salomón se apartó tras los dioses falsos y el Señor lo castigó.

Pronto volvieron a surgir las antiguas rencillas de las tribus. Las sombras de la división y la destrucción aparecieron como una tormenta, obstaculizando la brillante gloria de los logros de Israel. Peor aún, la división produjo deshonra al nombre del Señor entre las naciones. Pero Dios no abandonó a su pueblo. Al estudiar usted esta época de la historia, se familiarizará con el mensaje que Dios les dio a través de sus profetas. Aprenderá muchas lecciones que puede aplicar a su propia vida.

División del Reino Unido

Dios le había advertido a su pueblo a través de Moisés, Josué y Samuel, que el pecado los llevaría a la destrucción. No fue una fuerza exterior lo que los venció, sino el hecho de que ellos se olvidaron de Dios. No escaparon del castigo de Dios por su pecado.

La idolatría de Salomón

Dios le advirtió a Salomón dos veces acerca de la adoración de dioses ajenos. Pero leemos: “…. . mas él no guardó lo que mandó Jehová” (1 Reyes 11:10). Por esta razón el Señor le dijo que el reino le sería quitado, aunque no durante su vida. Dios dijo que le dejaría una tribu al hijo de Salomón, “por amor a David mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido” (1 Reyes 11:13).

El pecado de Salomón y del pueblo de olvidar a Dios y de volverse a la abominable idolatría, fue la razón principal de la división del reino.

La actitud de Roboam

Una segunda razón de la división del reino, fue la actitud de Roboam, hijo de Salomón, quien reinó después de su padre. El pueblo se impacientó por la carga de impuestos de los últimos días de Salomón. Por ello le pidieron a su nuevo rey que les diera alivio. Pero Roboam ignoró el sabio consejo de los ancianos y consultó a sus amigos jóvenes. En respuesta, después de tres días, les dijo: “Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones” (1 Reyes 12:14). El pueblo se rebeló y estableció el reino del norte bajo Jeroboam, que había sido funcionario durante el gobierno de Salomón.

Celos entre las tribus

La tercera razón de la división fue el viejo celo entre las tribus de Judá y la gran tribu de Efraín en el norte. Como usted recordará, Josué había sido un efrainita. Saúl, por otra parte, fue escogido de la tribu de Benjamín, y David de la tribu de Judá. La aguda rivalidad entre Judá y Efraín resalta en el relato bíblico. Mientras obedecieron a Dios, experimentaron unidad. Pero cuando desobedecieron, la división fue inevitable.

Cuando el reino fue dividido en dos estados rivales, la estructura política total se derrumbó. Los filisteos, sirios, amonitas y moabitas, naciones a las que Israel había vencido, cobraron su libertad. El disturbio económico fue muy serio. Las naciones dejaron de pagar tributo y les fue imposible a las tribus divididas mantener el control de las principales rutas comerciales. Un gran reino cayó, literalmente, de la noche a la mañana, dejando dos poderes débiles, de segunda categoría.

Descripción del Reino Dividido

Sus nombres

Hemos visto que hasta este tiempo el nombre “Israel” se ha usado para referirse a Jacob mismo y todos sus descendientes (Génesis 32:22-32; 49:2; Josué 1:2). Después de la división del reino, la Biblia usa el nombre “Israel” para referirse sólo al reino del norte de 10 tribus cuyo primer gobernante fue Jeroboam. A veces al reino del norte se le llama “Efraín”, el nombre de la tribu más influyente.

Por otro lado, al reino del sur, compuesto por las tribus de Judá y de Benjamín, se le llama “Judá”. Es importante recordar estos datos cuando leemos los diferentes libros del Antiguo Testamento.

Sus contrastes

El reino del norte (Israel) tuvo muchas ventajas sobre el reino del sur (Judá). Agrupó a diez tribus fuertes mientras que el reino del sur contaba con sólo con dos. veces, (A sin embargo, Judá y Benjamín son considerados como una sola tribu.) Como usted puede ver en el mapa del reino dividido, el reino del norte cubría un área más grande. También tenía la mejor tierra de cultivo, el fértil valle del Jordán. La población excedía a la de Judá en proporción de tres a uno. Además, los mayores centros militares edificados por Salomón y David aún estaban allí. También quedaron las escuelas de los profetas en Betel, Gilgal y Ramá. Su existencia se debió a que Dios había permitido la división del reino de esta manera como castigo por el pecado del pueblo.

Pero el reino del sur, aunque era más pequeño en extensión y población, tenía a Jerusalén, el centro político y religioso de la nación. Por el temor de la influencia de Jerusalén, Jeroboam, el primer rey del reino del norte, cometió un error fatal. Por este error la ira y el castigo de Dios cayeron sobre él.

Después de esta acción de Jeroboam, los sacerdotes, levitas y muchos otros de cada tribu, quienes eran muy leales al Señor, abandonaron el reinado del norte y le fueron leales a Judá. Judá fue reforzado por esta adición. Debido a ello, remanentes de todas las tribus se encontraban dentro de los límites de Judá (2 Crónicas 11:13-17).

El reino del sur gozaba de una ventaja aún mayor. Tenía sólo una familia de reyes, todos descendientes de la familia de David. Dios le cumplió su promesa a David, su siervo. En contraste, el reino del norte tuvo nueve dinastías separadas o familias de reyes con 19 gobernantes perversos. Estas dinastías siguieron una a otra en asesinatos, matanzas y revoluciones. Quizá por esta razón el reino del sur perduró 130 años más que el reino del norte.

Sus relaciones

Usted de seguro conoce los estragos de una guerra civil en una nación. Divide familias. Destruye negocios, medios de transporte y la vida social. Israel era una familia, con un idioma, era una nación. Pero como Ahías lo había profetizado, su reino se había roto en doce pedazos; diez pedazos contra dos. Las relaciones entre los dos reinos pasaron por cuatro períodos marcados claramente.

 

1. Hostilidad mutua. Durante este tiempo los reyes de Judá trataron de volver a tomar la autoridad sobre las diez tribus del reino del norte. Fueron como sesenta años de guerra constante.

2. Lazos de unión contra un enemigo común. Siria amenazó a los dos reinos. El rey Acab trató de formar una alianza con Josafat, rey de Judá, a través del casamiento de las familias reales. El propósito era unirse contra el poder creciente de Siria.

3. Período de nueva hostilidad mutua. Cuando Jehú subió al trono en el reino del norte mató a toda la familia sobreviviente de Acab, por ello se rompió la alianza con el reino del sur. La herida nunca fue sanada. El reino del norte cayó más y más en la idolatría. Hubo advertencias proféticas, pero finalmente el reino del norte fue llevado a cautividad por los asirios en el año 722 a.C.

4. El reino del sur solo. Asiria, Egipto, y finalmente los caldeos, trataron de conquistar a Judá. La lucha duró como 130 años hasta el año 586 A C cuando Judá fue tomada en cautiverio por los babilonios bajo Nabucodonosor.

Historia del Reino Dividido

Los registros

La historia del reino unido y del reino dividido está registrada en los libros de Samuel, Reyes y Crónicas. Estos libros en conjunto forman una quinta parte (20 por ciento) del total del Antiguo Testamento. Es importante recordar que esta historia fue escrita desde el punto de vista de Dios.

Por ejemplo, considere a uno de los reyes del reino del norte llamado Omri. Su familia reinó por 44 años, la segunda dinastía más larga de todo Israel. De acuerdo con datos no bíblicos sabemos que Omri estableció la familia más poderosa en el reino del norte. Trasladó la capital a Samaria donde principió una gran ciudad.

Recobró tierras de los Moabitas. De hecho, los asirios, quienes más tarde conquistaron el reino del norte, la llamaban la tierra de Omri. Con todo, la Biblia registra los eventos del reinado de Omri en sólo dos versículos, 1 Reyes 16:23-24. Es importante recordar este punto de vista cuando estudiamos estos datos históricos.

Estos libros difieren de otros respecto a la importancia que les dan a los diferentes aspectos de la historia que tratan. Consideremos la enseñanza principal de cada uno.

1. Los libros de 1 y 2 Samuel nos muestran los principios bajo los cuales Dios quería que el reino fuera establecido. Debía ser fundado sobre los valores espirituales enseñados por Samuel. Debía ser gobernado por reyes que siguieran el ejemplo de la dirección sumisa de David.

2. Los libros de 1 y 2 Reyes describen cómo se desarrolló el reino. Vemos cómo se cumplió la profecía dada por Natán a David (2 Samuel 7:12-16). En esta profecía se le dijo a David que siempre tendría descendientes. Los dos libros, 1 y 2 Reyes, tratan sobre los reinos del norte y del sur. Dan mucha atención a los profetas, como Elías y Eliseo.

3. Los libros de 1 y 2 Crónicas hacen hincapié en el templo: sus ceremonias de adoración y datos oficiales. Con el sacerdocio y el templo como su tema principal, estos libros cuentan la historia del reinado unido bajo Saúl, David, y Salomón. Tratan principalmente sobre la historia de Judá, el reino del sur. El reino del norte de Israel se menciona sólo cuando sus sucesos están relacionados con los del sur.

Los reyes

El carácter de Israel y de Judá, en cierto sentido, se vio en sus reyes, porque el papel de rey en el destino espiritual de la nación fue decisivo. Lo que el rey era, el pueblo lo era también. Esta verdad se aplicó a lo bueno y, como generalmente lo fue, también a lo malo.

Después de Salomón, la historia de los reyes nos presenta un cuadro triste de decadencia y apostasía. En el reino del norte Jeroboam había establecido la adoración de becerros de oro. Como el primer rey, su ejemplo corrompió a la nación y finalmente la guió hacia su destrucción (1 Reyes 16:7; 22:52; 2 Reyes 10:31).

En el reino del sur, Roboam permitió a los israelitas que construyeran lugares en los que podían adorar falsos dioses. Siguieron las prácticas perversas de los pueblos que Dios les había ordenado que echaran de Palestina (1 Reyes 14:22-24). Pero aunque la mayor parte de los reyes fueron malos, hubo algunos buenos. El reino de Ezequías en Judá, por ejemplo, fue un maravilloso tiempo de fe y gloria (2 Reyes 18:1-20:21).

Quizá usted desee estudiar la vida de cada uno de estos reyes en más detalle. Si lo desea; use el apéndice para ayudarse en el estudio.

Las costumbres perversas del pueblo llevaron destrucción a ambos reinos. El reino del norte cayó en el año 722 a.C. y el reino del sur en el año 586 a.C. Dios lo había pronosticado 800 años antes por medio de Moisés. El cautiverio y el quebranto fueron el pago de la rebelión y la idolatría.

Los profetas

Durante los días oscuros del reino del norte y del sur, Dios levantó muchos profetas para advertir a su pueblo. De éstos, doce escribieron libros del Antiguo Testamento. Como profetas, sus mensajes no sólo se refirieron a sucesos del futuro, sino también a la voluntad de Dios para el presente. Muchas veces obtuvieron una visión aguda de los sucesos actuales de la nación. En 2 Reyes 17:13 leemos que Dios envió a sus profetas a advertir a Israel y a Judá: “Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas.” Estos hombres no tuvieron temor de hablar a reyes y a la gente de la misma manera acerca de sus pecados y del juicio venidero.

El profeta era un hombre escogido. No heredaba su posición como lo hacía un sacerdote o rey. Dios lo escogía, y no se ejercía alguna influencia por familia, tribu, o la educación intelectual sobre tal elección. El profeta tenía dos responsabilidades mayormente. Era llamado 1) a recibir algo de Dios y 2) a profetizar o hablar en el nombre de Dios. El mensaje del profeta, por tanto, era de Dios, no de sus propios pensamientos. Solamente los falsos profetas anunciaban lo que ellos pensaban. Como el mensajero de Dios habla en nombre de Dios, el profeta no temía entregar a la gente la Palabra de Dios.

El mensaje del profeta fue recibido y dado bajo la inspiración de Dios. Pero no se perdieron su propia habilidad mental, personalidad y manera de hablar. Sólo fue un instrumento en las manos de Dios, no una máquina. Esta es una diferencia muy notable porque los resultados de la inspiración no fueron, de ninguna manera, como los de la influencia de espíritus perversos que controlan a las personas.

La fuente del mensaje del profeta era importante, tanto como el mensaje mismo. El mensaje de los profetas tenía tres partes:

1. Un mensaje a su propia generación o época, directamente de Dios.

2. Un mensaje de predicción de hechos futuros, tales como los siguientes: a) el fracaso del pueblo escogido de Dios y el castigo de Dios sobre ellos y sus naciones vecinas; b) la venida del Mesías, su rechazo y la gloria final; y c) el establecimiento del reino del Mesías aquí en la tierra.

3. Un mensaje viviente para nosotros los que vivimos hoy, que contiene principios sobre el bien y el mal.

El mensaje que el profeta dio a su generación a menudo era una combinación de predicciones de sucesos futuros y principios del bien y del mal. Podemos aprender mucho de estos mensajes, tanto acerca del Mesías y de su reino como sobre los principios del bien y del mal que podemos aplicar a nuestra vida el día de hoy. En el libro de Habacuc, por ejemplo, el versículo 1:5-6 es una predicción de un evento futuro, mientras que el 2:4 y el 2:18 contienen principios del bien y del mal. Tome ahora un momento para buscar, leer y considerar el significado de estos versículos bíblicos.

Sus Ministerios

Al reino del norte

Los profetas escritores que ministraron al reino del norte antes del cautiverio por los asirios en el año 722 a.C. fueron Jonás, Amós y Miqueas. Además, también ministraron Elías, Eliseo, Ahías, Jehú, Miqueas, y Obed. Cada profeta desarrolló un ministerio especial dado a él por el Señor. Elías y Eliseo, por ejemplo, hicieron muchos milagros (véase 1 Reyes 17 y 2 Reyes 4). Jonás fue enviado a una ciudad extranjera, Nínive, para advertir al pueblo sobre el juicio venidero. Lea Jonás 1-4 antes de continuar.

Lo siguiente es un resumen breve de los mensajes que Dios le dio al reino del norte por medio de los profetas escritores. Cada mensaje bien podría constituir un maravilloso tema para su estudio particular.

Oseas: El amor de Oseas por su esposa y por la restauración de ella, para que dejara de ser pecadora y adúltera, fue un cuadro del amor perdonador de Dios para el Israel pecaminoso. Los capítulos 1-3 contienen el relato de la experiencia personal de Oseas el cual es similar al trato de Dios con el Israel espiritualmente adúltero. Los capítulos 1-14 contienen el mismo mensaje dado en gran detalle. Lea Oseas 1-14 antes de continuar.

Amós: Amós predicó que una nación es responsable de sus pecados nacionales. Las naciones paganas que rodeaban al pueblo de Dios fueron condenadas a experimentar el juicio por sus pecados nacionales. Israel, sin embargo, recibió una condena más severa por sus pecados, ya que tenía más luz. Lea Amós 1-9 antes de continuar.

Miqueas: Miqueas predicó a ambos reinos, del norte y del sur, acerca de los juicios venideros y de la futura restauración y bendición. Los capítulos 1-3 muestran un cuadro oscuro, los capítulos 4-5 un cuadro brillante. y el capítulo 6 más juicio. Luego, del 7:7 en adelante, el libro da un cuadro glorioso del futuro del Israel. Lea Miqueas 1-7 antes de continuar.

Al reino del sur

Los profetas escritores que ministraron al reino del sur durante ese tiempo fueron Abdías, Joel, Isaías, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías y Jeremías. Además, Semaías, Iddo, Azarías, Hanani, Eliezer, Joiada y Hulda, dieron mensajes de Dios al pueblo. A continuación presentamos un breve resumen a los mensajes de los profetas escritores.

Joel El país había estado amenazado a causa de un devastador enjambre de langostas y una sequía excesiva. Aunque la plaga fue removida por ayuno y oración, la profecía de JoeI fue usada como un cuadro del terrible juicio final para todas las naciones. Los fieles serán premiados, pero los impíos serán castigados. Lea Joel 1-3 antes de continuar.

Isaías. Isaías fue un noble y profeta de los días del rey Ezequías, quien previno, confortó y aconsejó a sus gobernantes. Profetizó la cautividad del reino de Judá, pero predijo el principio de un nuevo reino. Profetizó tanto los sufrimientos como la gloria del Mesías por venir. Lea Isaías 1; 6-7; 39-44; 52-66, antes de continuar.

Miqueas: Miqueas profetizó para ambos reinos. Repase su mensaje en la sección previa.

Nahum: La nación extranjera de Asiria fue el tema de la profecía de Nahum. Asiria había oprimido a Judá por un siglo: la destrucción de Nínive, la capital de Asiria, fue pronunciada, explicada y descrita por Nahum. Lea Nahum 1-3 antes de continuar.

Sofonías: “El día del Señor” fue recalcado por Sofonías. Este día llevó destrucción al falso remanente que adoraba a Baal (capítulo 1) y purificación y bendición al verdadero remanente del pueblo de Dios Lea Sofonías 1-3 antes de continuar.

Jeremías: Muchos le han llamado “el profeta llorón”. Era de una familia sacerdotal. Cuando todavía era un muchacho fue llamado al ministerio profético. Por su lealtad al predicar la Palabra de Dios durante medio siglo, fue despreciado, temido, odiado y perseguido. Debido a que predijo la caída de Jerusalén y 70 años de cautiverio, fue considerado como traidor y sufrió un trato cruel. Lea Jeremías 1-9.18-19; 36-39; 52 antes de continuar.

Lamentaciones. Esta es la expresión poética de Jeremías de su dolor por la destrucción y desolación de Jerusalén y del templo, así como por la cautividad y las miserias del pueblo. Lea Lamentaciones 1-5 antes de continuar.

Habacuc: El mensaje de Habacuc consistía en que el bien triunfaría al final. Judá sería castigada por los perversos babilonios, pero ellos serían castigados también. Lea Habacuc 1-3 antes de continuar.

Abdías: La tierra de Edom sería juzgada por su mal trato hacia el pueblo de Dios. Israel sería bendecido. Lea Abdías 1 antes de continuar.

Nuestro estudio del reino dividido nos ha ayudado a ver la caída del pueblo de Dios. Finalmente, como los profetas lo habían advertido, primero cayó Israel y luego Judá, y fueron llevados al cautiverio. Pero Dios reveló por medio de los profetas un futuro glorioso cuando el Príncipe de paz gobernará (Isaías 9:6-7) y las naciones buscarán al Señor (Miqueas 4:2).

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