Hechos y Palabras de Dios

La primera parte de la Biblia que se escribió fue el Antiguo Testamento En sus páginas encontramos la historia de muchas personas que vivieron hace más de dos mil años. Pero a menudo tuvieron que confrontar los mismos problemas que usted y yo. ¡Muchas veces ellas reaccionaron en la misma forma que nosotros! Confiaron en Dios, pero a veces dudaron. Fueron testigos de sus milagros poderosos, pero muchas veces necesitaron la seguridad de su presencia. Fueron su pueblo escogido, pero a menudo soportaron pruebas y penas severas.

Sin embargo, el Antiguo Testamento es más que simple historia. No sólo fue escrito para relatarnos la historia de estos hombres y mujeres, sino para ayudarnos a entender la naturaleza misma de Dios. Al estudiarlo descubriremos cómo Dios se revela a sí mismo de dos maneras básicas: 1) a través de sus obras, y 2) a través de sus mensajes proféticos.

El Antiguo Testamento contiene muchos estilos diferentes de escritura. Algunos relatan la historia de la nación de Israel; otros forman una colección de refranes sabios; algunos son hermosos cantos piadosos de adoración; y aun otros son mensajes proféticos de gran poder. Pero en todos ellos aún nos habla Dios el día de hoy. Al estudiar esta lección usted aprenderá muchos datos acerca del Antiguo Testamento. Descubrirá que constituye un mensaje personal para usted.

DIOS NOS DIO LA BIBLIA

Hay muchas cosas importantes sobre nosotros mismos que otros deben decirnos. Por ejemplo, respuestas a preguntas como: ¿Quién soy? ¿Quiénes son mis padres? ¿Dónde nací? ¡Sencillamente no se las puede uno imaginar! De la misma manera, la Biblia, el mensaje de Dios para nosotros, se ocupa de las preguntas importantes y esenciales acerca de Dios: ¿Cómo es Dios? ¿Qué ha hecho Dios en el pasado y por qué? Por sobre todo, se ocupa de esta pregunta: ¿Qué relación existe entre Dios y el hombre?

La Biblia da respuesta a estas preguntas, ya que es la palabra y la revelación de Dios mismo, el Creador y el Redentor.

La Biblia es el mensaje de Dios para nosotros

Dios creó al hombre para establecer comunión con él. El le habla al hombre de diferentes formas a través de la voz de la naturaleza o la creación. De acuerdo con el Salmo 19, esa voz se escucha claramente cada día. Salió su voz “por toda la tierra. . . y hasta el extremo del mundo” (Salmo 19:4). De acuerdo con Romanos 1:20, el eterno poder y la naturaleza divina de Dios son evidentes en la creación.

La segunda forma en que Dios le habla al hombre la constituye la Biblia, su palabra escrita. Estudiaremos esa forma en este curso. Las Escrituras sólo tienen un tema central: la historia del plan de Dios para la redención del hombre de sus pecados a través de su Hijo Jesucristo.

En la Biblia, a menudo se hace referencia a Jesucristo como “la Palabra viviente de Dios”. Por tanto, Jesús es la tercera forma por la cual Dios nos ha hablado (Hebreos 1:2).

La Biblia fue inspirada por Dios

El nombre Biblia se deriva de la palabra griega biblia, que significa “muchos libros.” Fue escrita por más de 40 autores en diferentes lugares, durante un período que abarcó de 1,400 a 1,600 años. Los 66 libros que contiene fueron escritos en varios idiomas y en circunstancias muy diferentes. Aun así, es un solo libro con un gran tema. El que todos estos autores concuerden en un solo mensaje central, prueba que la Biblia procede de Dios, no del hombre. Ella misma da testimonio de ello con su existencia. Es un libro muy diferente de todos los demás.

Según 2 Timoteo 3:16-17, la Biblia fue inspirada por Dios. En el idioma original en que fue escrita, la expresión inspirada por Dios, significa “respirada” o “exhalada” por Dios, su propia vida. Cuando los creyentes hablan de la inspiración verbal de la Biblia, en realidad quieren decir que cada palabra fue inspirada por el aliento de Dios y que no es meramente un esfuerzo humano para expresar verdades importantes.

Es verdad que Dios permitió, milagrosamente, que la naturaleza individual de cada escritor caracterizara sus escritos. Moisés, Isaías y Samuel, quienes escribieron algunos libros del Antiguo Testamento, no fueron simplemente secretarios a quienes Dios les dictó su mensaje. La personalidad misma de ellos se refleja en sus escritos.

Pero por sobre todo, el Dios soberano dirigió cada palabra de la Escritura. De esta manera, la Biblia nos entrega el mensaje inspirado por Dios. No solamente contiene la Palabra de Dios, sino que es la Palabra de Dios. En el Antiguo Testamento, más de 2.000 veces se usa la expresión: Así dice Jehová u otra similar (véase, por ejemplo, Éxodo 10:3; 11:4; Josué 24:2, y 2 Samuel 24:12). En ningún otro libro se hace tal declaración.

La Biblia tiene gran valor y mérito

La primera parte de la Biblia fue escrita hace 3.000 años y la última parte hace 2.000 años. Aunque no fue el primer libro en escribirse, si fue el primero en imprimirse cuando se inventó la imprenta en 1.450 d.C. En la actualidad se imprimen millones de biblias cada año. Algunas porciones de la Biblia han sido traducidas a más de 2.300 idiomas, y en su forma completa a 300 idiomas.

La Biblia ha influido en escritores, artistas y músicos en todas partes del mundo. Se han pintado muchos cuadros de eventos descritos en ella. Se han escrito cantos y poemas sobre su contenido. Se han creado leyes y cambiado sus sociedades para conformarlas según los ideales que en ella se presentan. Cierta persona que fue rector de una gran universidad dijo:

“Creo absolutamente en la educación universitaria para hombres y mujeres, pero creo que el conocimiento de la Biblia sin educación es más valioso que la educación sin la Biblia.”

Un hombre llamado William Tyndale dio su vida para que la gente de su país, Inglaterra, pudiera leer la Biblia en su propio idioma. El comenzó a traducirla al inglés en 1525. En 1536, sin haber terminado su tarea, fue sentenciado a muerte por traducirla. Mientras las llamas principiaban a consumirlo, oró en voz alta diciendo: “Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra.” ¡Cuán alto precio pagó Tyndale para darles la Biblia a otros!

DIOS HABLA A TRAVÉS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

El Antiguo Testamento es Palabra de Dios

Usted quizá se pregunte: “¿Tendremos razones válidas para aceptar el Antiguo Testamento como Palabra de Dios?” Una simple manera de contestar esa pregunta con un sí, consiste en indicar que Jesucristo, nuestro Señor, citó extensivamente del Antiguo Testamento. También lo citaron varios del los escritores del Nuevo Testamento.

Estos datos nos demuestran que tanto Jesús como los escritores del Nuevo Testamento reconocieron la autoridad del Antiguo Testamento y le dieron valor. En nuestra Biblia, a menudo leemos que se refirieron al mismo como “las Escrituras” y a veces como “la ley”, la cual se refiere a los mandamientos que Dios dio a su pueblo. Cuando leemos estos términos en el Nuevo Testamento, generalmente se refieren a lo que hoy llamamos Antiguo Testamento. Hoy en día también usamos el término “las Escrituras”, pero lo usamos para referirnos a la Biblia completa, a versículos, o porciones de ella. Es importante que recordemos estos diferentes usos cuando estudiemos y leamos la Biblia.

El Antiguo Testamento relata muchos datos históricos acerca de la nación judía. Pero es más que simple historia. Es historia sagrada, que nos dice cómo Dios trató con la nación llamada Israel. Sin embargo, Dios no solamente es Dios de Israel, sino también el gobernador supremo de los pueblos de todo el mundo. La siguiente verdad es muy importante:

El tema básico del Antiguo Testamento consiste en que Dios revela su naturaleza a la humanidad a través de hechos poderosos y de profecías.

Los escritos del Antiguo Testamento, recibidos por judíos y cristianos, fueron considerados como producto divino-humano, libre de errores. Pero lo que es más, contienen la verdad para toda la raza humana.

Podemos confiar en el Antiguo Testamento

Desde tiempos antiguos Dios ha motivado al hombre a guardar un relato escrito de su ley (Deuteronomio 17:18-19). La mayor parte del Antiguo Testamento está escrito en hebreo, idioma hablado por el pueblo de Israel hasta el año 500 a.C. En ese tiempo, el arameo se convirtió en el idioma común de Palestina y de los países vecinos. Una pequeña porción del Antiguo Testamento fue escrito en arameo (Esdras 4:8-6:18; 7:12-20; Jeremías 10:11; y Daniel 2:4-7:28).

El material en que se escribió el Antiguo Testamento se le llamaba pergamino (o vitela), el cual era preparado con pieles de animales. Una pieza de pergamino usada para las Escrituras generalmente medía 25 centímetros de ancho y 9,2 metros de largo. Estos manuscritos eran enrollados para formar un rollo. Cuando un rollo llegaba a deteriorarse por el uso, un grupo particular de eruditos llamado masoretas lo copiaba con gran cuidado en un nuevo rollo. Generalmente el rollo viejo era destruido. Algunos manuscritos de esta clase datan del 900 d.C. aproximadamente.

Sin embargo, algunos rollos más antiguos que datan entre el 250 a.C. y el 68 d.C., fueron descubiertos en 1947, en un lugar llamado Qumrán cerca del Mar Muerto. Estos fueron llamados: “Los rollos del Mar Muerto.” Estos comprueban que el Antiguo Testamento nos ha sido fielmente transmitido a nosotros. Por ello merece nuestra completa confianza y aceptación.

Se han realizado muchas traducciones del Antiguo Testamento. En los últimos siglos antes de Jesucristo los eruditos judíos lo tradujeron al griego. La tradición dice que fueron 72 los traductores. De ahí que se le diera el título Septuaginta, palabra griega que significa 70. Así se hizo posible que mucha gente leyera el Antiguo Testamento. Juntamente con el Antiguo Testamento hebreo, la Septuaginta fue usada durante los primeros años del ministerio terrenal de Jesús.

En la última parte del siglo IV d.C., un erudito llamado Jerónimo hizo una traducción al latín. Más tarde, en los siglos XIV y XV, se hicieron muchas otras traducciones en los idiomas español, alemán, francés, italiano, e inglés. La versión castellana más antigua fue la Biblia Alfonsina. que apareció en el siglo XIII. En 1569, Casiodoro de Reina hizo una traducción al español, la cual revisó Cipriano de Valera en 1602. En nuestros días se han hecho muchas otras traducciones. La Biblia está disponible en muchos idiomas alrededor del mundo.

El Antiguo Testamento es un mensaje personal para nosotros

Abraham fue el gran hombre de fe y el padre de la nación de Israel. Pero no fue solamente padre de esa nación. Según Romanos 4:11, 16, y 24, los creyentes de hoy somos sus descendientes espirituales. Esta verdad otorga al Antiguo Testamento mucho significado para nosotros. No es solamente la revelación de los actos y las palabras de Dios, sino también la historia de nuestros antepasados espirituales. Aunque nuestras circunstancias son diferentes, las lecciones espirituales que ellos aprendieron se aplican a nuestras vidas de la misma manera.

En Hebreos 4:12 se dice que “la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu. . . y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Porque el Antiguo Testamento es palabra de Dios, nos da una perspectiva no solamente de la naturaleza de El, sino también de la nuestra. A medida que estudiemos los eventos y la historia que registra podremos descubrir muchas verdades acerca de nuestras propias vidas.

A menudo nos encontramos en situaciones parecidas a las que tuvieron que afrontar hombres y mujeres del Antiguo Testamento. Dios puede hablarnos a través del estudio de sus vidas y de los mensajes que El les dio.

CÓMO ABORDAR EL ESTUDIO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Las diferentes formas de escritura en el Antiguo Testamento

De los 66 libros de la Biblia, 39 forman el Antiguo Testamento. Aún más, éstos pueden dividirse en tres grupos. Los primeros 17 libros, de Génesis a Ester, contienen el desarrollo histórico de la nación de Israel hasta el año 500 a.C. Estos son los libros históricos.

Los primeros cinco libros históricos se relacionan estrechamente con la vida y el ministerio de Moisés, quien sacó a los israelitas de Egipto: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio. A estos libros se los conoce como el Pentateuco, nombre griego que significa “cinco libros”.

A otros cinco libros, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, y Cantar de los Contares, se los llama libros poéticos. Estos expresan los sentimientos, pensamientos y las emociones del pueblo que vivió durante la historia de Israel. Pero no están estrechamente relacionados con eventos particulares.

A los 17 libros restantes se los llama libros proféticos.

Dios llamó a profetas de vez en cuando para que declararan su palabra. Ellos tenían un mensaje para su propia generación, pero frecuentemente hablaban de eventos futuros también. Los detalles narrados en los libros históricos constituyen la clave para entender exactamente los mensajes de los profetas. Por otro lado, las palabras de los profetas le ayudan al lector a comprender el contenido de los libros históricos. La gráfica de los libros del Antiguo Testamento en la página 24 muestra su orden bajo cada una de las tres divisiones.

Estudio cronológico del Antiguo Testamento

De acuerdo con el propósito de este breve curso del Antiguo Testamento, estudiaremos los libros históricos, poéticos y proféticos en lo que se llama orden cronológico. Es decir, nuestro estudio enfocará el periodo de tiempo al que se refiere cada libro. Comenzaremos con el libro que relata los primeros eventos, y terminaremos con el que relata los últimos eventos.

Hemos estudiado que el tema básico del Antiguo Testamento lo constituye la revelación de la naturaleza de Dios a través de eventos históricos. Pero aunque estos eventos fueron guiados por Dios, no pudieron darnos la revelación de Su naturaleza por sí mismos. Por tanto, Dios levantó hombres que no solamente vieran los eventos, sino que explicaran lo que éstos revelan acerca de Dios. Estos hombres fueron los profetas. La tarea de los profetas consistió en ver y relatar la revelación divina. En este curso estudiaremos a los profetas juntamente con los eventos que vieron y narraron. Estudiaremos los libros poéticos de acuerdo con los períodos durante los cuales probablemente fueron escritos. A continuación se incluye la gráfica número 2 que muestra el orden cronológico que seguiremos en nuestro estudio del Antiguo Testamento.

Las palabras de Miqueas 4:2 pueden proveemos un hermoso lema al comenzar a estudiar el Antiguo Testamento:

Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas.

Mientras estudia el Antiguo Testamento, espere que Dios le hable a través del mismo. ¡Este es un mensaje personal para usted!

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