Empleando Nuestros Recursos Personales

Hasta aquí hemos estudiado la administración de elementos de nuestro ser, tales como el intelecto, la voluntad, las emociones y el cuerpo. En esta lección estudiaremos el manejo de dos recursos muy personales que Dios nos ha confiado: el tiempo y las capacidades. Estos son personales en un sentido muy especial porque están íntimamente relacionados a nosotros mismos. Es un hecho que nadie puede existir sin poseer tiempo y capacidades.

Como mayordomo de Dios usted necesita hacer el mejor uso de los recursos que El le ha dado. Esta lección ha sido preparada con el propósito de instruirle acerca de este asunto. La primera parte le proporcionará algunas ideas acerca de cómo usar correctamente su tiempo, la segunda parte le enseñará cómo descubrir, desarrollar y utilizar sus capacidades para la gloria de Dios.

El tiempo es algo extremadamente extraño. Es como una avenida, pero con ciertas diferencias, porque en una avenida podemos avanzar y retroceder mientras que en el tiempo sólo avanzamos. Siempre avanzamos hacia el futuro; nunca podemos volver al pasado. Podemos regresar a la ciudad donde vivimos cuando éramos niños; ¡pero no podemos ser niños otra vez! Podemos detenernos en el camino por un tiempo; pero no podemos detener el tiempo. Usted no puede siempre ser joven; debe avanzar hacia la ancianidad . . . la muerte . . . la eternidad.

El tiempo es una posesión muy valiosa. Pero a diferencia de otras posesiones, no podemos comprar tiempo de otra persona ni podemos vender el nuestro. ¡Cuántas personas estarían dispuestas a pagar una fortuna simplemente para vivir unos pocos años más! Tampoco podemos ahorrar tiempo para usarlo más tarde; si no lo aprovechamos ahora, lo perdemos.

En algunos aspectos el tiempo pareciera ser relativo. Parece más largo al estudiante que al profesor. También parece más extenso a la congregación que al predicador.

Nuestra vida

Dios determina cuánto tiempo tendremos de vida. La experiencia de Ezequías así lo demuestra (2 Reyes 20:1-6). De esta manera El es dueño de nuestro tiempo. El nos da individualmente nuestro tiempo. ¡Y pensar que algunas personas dicen que no tienen tiempo para Dios!

Cada ser humano es responsable delante de Dios por la manera en que usa su tiempo. Una vida de muchos años al servicio del Señor no es lo mismo que unas pocas horas dadas a El antes de morir. No hay punto de comparación entre Pablo (2 Timoteo 4:6-8) y el criminal que se arrepintió en la cruz (Lucas 23:41-43). Ambos fueron salvos; pero el primero le dio a Dios los mejores años de su vida, mientras que el último le dio las sobras. ¡Y Dios siempre merece lo primero y lo mejor!

Dios ha prometido larga vida a quienes le obedecen (Exodo 20:12; 23:26; Deuteronomio 30:20; Salmo 91:16; Proverbios 4:10). Por el contrario, El acorta la vida del malvado (1 Samuel 2:31-33; Proverbios 10:27).

Organizando su tiempo

Ahora que usted comprende que su vida es un depósito que Dios ha puesto en sus manos, lo más lógico que pueda hacer es usarla de acuerdo a sus instrucciones (Efesios 5:16; Colosenses 4:5). Para hacer así deberá organizar su tiempo. Dado que las horas que usa para su trabajo ya están ocupadas, únicamente trataremos con la organización del tiempo que usted puede usar como quiera. Estas son algunas de las sugerencias:

Haga una lista de responsabilidades

¿Recuerda cuando en la lección 2 mencionamos tres categorías de inversión: Dios, otros y nosotros mismos? ¿Y la estrategia de metas, prioridades y planes de la lección 3? Muy bien, ahora puede practicarlas para separar una parte de su tiempo en cada una de sus diferentes responsabilidades.

  1. Tiempo para Dios. Esta es nuestra responsabilidad principal y nuestra primera prioridad. Dios ha establecido que una séptima parte de nuestro tiempo debería ser dedicada especialmente a El (Exodo 20:9-10). Pero también necesitamos apartar tiempo para nuestras devociones privadas. Note el ejemplo de Jesús en Marcos 1:35. Necesitamos separar tiempo para estar a solas con Dios, orando y estudiando su Palabra. Si hemos dejado de hacerlo, le debemos a Dios una cantidad de tiempo; y debemos devolvérselo, o no, ¿Qué piensa usted?
  2. Tiempo para otros. Si estamos casados, en primer lugar, debemos separar tiempo para hablar con nuestro cónyuge acerca de nuestros intereses comunes. Somos una carne (Génesis 2:24). Cada uno necesita al otro. A veces es posible que dos personas vivan bajo un mismo techo como si fueran totalmente extrañas. Ser negligentes en separar un tiempo el uno al otro puede ser el primer paso que más tarde dirija al matrimonio a la separación.

En segundo lugar, necesitamos separar un tiempo para nuestros hijos. Ellos tienen sus propias necesidades y problemas, y durante este tiempo podemos averiguar cuáles son y buscarles soluciones. Este es el tiempo cuando les aconsejamos y les damos a entender que tenemos interés en ellos.

Luego debemos dedicarles tiempo a nuestros hermanos y hermanas en la fe. Un tiempo para adorar juntos al Señor y estudiar la Biblia. Un tiempo para promover nuestro compañerismo. Un tiempo para establecer una amistad cordial con otros creyentes.

Por último, necesitamos separar un tiempo para otras personas. Este es el tiempo que dedicamos a la obra del Señor. Es el tiempo cuando testificamos, predicamos, enseñamos o aconsejamos. Es el tiempo cuando podemos hacer el bien a los demás.

  1. Tiempo para usted mismo. Esto pareciera ser egoísta, ¿verdad? Pero todos necesitan separar un tiempo de descanso, recreación o meditación, ¡y un tiempo para hacer planes! De esta manera estarem

Utilice una agenda

Una vez que ha hecho una lista de sus responsabilidades, necesita escribirlas en una agenda. Las agendas son pequeños libritos donde se anotan las citas diarias. Hay agendas sencillas donde se anotan las citas principales que una persona tenga diariamente; y las más detalladas, en donde las anotaciones pueden programarse cada media hora. Una agenda sencilla no es costosa y, por supuesto, es adecuada para las citas que un obrero cristiano pudiera tener.

Prepare un programa

Puede parecerle innecesario escribir en su agenda cosas que lleva a cabo como una rutina: orar, asistir a la iglesia, ir al trabajo, etc. Si es así, sería de mucha ayuda si preparara un programa de lo que considera ser un día normal. Este programa le ayudará a recordar las cosas que necesita hacer a cierta hora de cada día. Su programa también les ayudará a otros a comprender que usted tiene ciertas horas separadas para propósitos específicos. Por ejemplo, nadie vendría a visitarle a la misma hora en que usted sale hacia su trabajo. Pero algunas veces ocurre que un amigo o pariente viene a visitarle cuando está listo para salir hacia la iglesia.

Prepare una lista de cosas que hacer

Una buena técnica que nos ayudará a utilizar bien nuestro tiempo es planificando cada día lo que hemos de hacer al día siguiente. Esta técnica le ayudará especialmente a la persona que trabaja por su cuenta, al obrero cristiano de tiempo completo o a la ama de casa. Para esto, escriba en una hoja todo lo que necesitará hacer al día siguiente. Normalmente algunas personas preparan una lista sencilla, pero si hay varias cosas para hacer, otras prefieren dividirlas en categorías.

El tener esta clase de lista le ayudará a hacer las cosas a tiempo. ¿Qué necesidad tiene de disculparse por haber esperado tanto tiempo para contestar una carta? ¿O disculparse por demorar la visita a un enfermo? ¿O pagar una cuenta el último día, teniendo que esperar en una larga fila de personas que están haciendo lo mismo? Además, una lista dividida en categorías le ayudará a hacer todas las diligencias semejantes a un mismo tiempo. ¿Por qué hacer otro viaje al centro de la ciudad debido a una carta que se olvidó enviar o algo que olvidó de comprar?

Sea puntual

Hay personas que maldicen al hombre que inventó el reloj; ellas creen que este aparato ha transformado al hombre en un esclavo. Debido a eso, siempre llegan tarde dondequiera que van. Otras no organizan su tiempo y no hacen lo que deberían hacer.

El hábito de llegar tarde bien puede ser el resultado de una actitud que teníamos antes de conocer a Cristo. Pensábamos que, como lo hace mucha gente, nos sobraba tiempo para arreglar nuestra cuenta con Dios. Pero es importante comprender que Dios hace las cosas a tiempo (Gálatas 4:4; Tito 1:2-3). También Jesús hizo las cosas a su debido tiempo y quiso que sus oyentes hicieran lo mismo (Lucas 22:14; Juan 7:6).

Como mayordomos de nuestro tiempo, también deberíamos obrar puntualmente y llegar a tiempo a nuestros compromisos. Esta actitud demostrará también que somos considerados con otros. Si tenemos una cita con alguien a las 10:00 de la mañana, ¿por qué debemos hacerle perder media hora a otra persona por llegar a las 10:30? Un empleado trata de llegar puntualmente a su trabajo. Deberíamos tener el mismo deseo de llegar a las reuniones a tiempo y, también comenzarlas a tiempo.

Utilice el tiempo de espera

Usted puede aprovechar el tiempo en una sala de espera, viajando en autobús o viajando en un tren. Puede leer un libro, estudiar su lección, testificar acerca de Cristo a la persona que se sienta junto a usted, o pensar en algo edificante. Lo mismo podría hacer si está en una fila de personas, esperando comprar o sellos postales o pagar una cuenta.

INVIERTA SUS CAPACIDADES

Algunos pensamientos acerca de las capacidades

Como dijimos en la lección 2, en Mateo 25:14-30 Jesús nos enseña que cada persona es mayordomo de Dios. Su parábola está compuesta de tres elementos: a) el hombre o dueño, que representa a Dios; b) los siervos o administradores, que representan a cada ser humano, y e) los talentos, que representan las capacidades.

La parábola enseña también cuatro lecciones:

  1. Dios le da a cada persona talentos o capacidades. Cada siervo recibió cierta cantidad de talentos.
  2. Cada persona es diferente. Algunas pueden ser muy capaces, quizá hasta genios, podríamos decir. Otras, la mayoría, poseen una inteligencia promedio; es decir, tienen capacidades normales. Y otras, quizá no sean tan capaces como el resto.
  3. Dios desea que todos los seres humanos desarrollen, de acuerdo con su plan, las capacidades que El les ha dado. Cada siervo debía invertir el dinero para que el dueño pudiera obtener ganancia.
  4. Cada persona deberá dar cuenta a Dios por la manera en que ha usado las capacidades que El le ha dado. Los siervos que invirtieron el dinero, fueron galardonados; el siervo que no lo hizo, fue castigado.

Algunas personas tienen la capacidad de dibujar, otras el oído para la música, mientras que otros son buenos mecánicos. Algunos individuos nacen maestros, mientras que otros tienen buena cabeza para los negocios. Si le preguntáramos a escritores, compositores, poetas, profesionales y artistas sobresalientes, cuál es el secreto del éxito que tienen, muchos de ellos responderían: “Una parte, es debido al esfuerzo incansable; la otra, gracias a la capacidad que Dios me dio.”

Descubriendo sus capacidades escondidas

Algunas personas piensan que no poseen talento alguno. Ellas se lamentan porque no pueden hacer algo para el Señor. Pero de acuerdo con la enseñanza de Jesús, no hay una sola persona que sea absolutamente incapaz, una que no haya recibido siquiera una capacidad. Lo cierto del caso es que estas personas no han descubierto aún las capacidades que poseen. Quizá sus talentos estén escondidos en lo profundo de su ser, dormidos, esperando ser utilizados. Si cree que usted es una persona de éstas, le recomiendo que dé los siguientes tres pasos:

  1. Pídale al Señor. En la lección 3 estudió el hecho que Dios tiene un plan para su vida. Sin duda Dios le ha dado la capacidad necesaria para cumplir con ese plan. Pídale a El, entonces, que le guíe y le ayude a descubrir y utilizar esas capacidades para su gloria.
  2. Observe a su alrededor. Cuando así haga, observará muchas necesidades en su iglesia, en su vecindario y en su ciudad. El resultado será que verá muchas oportunidades para hacer el bien. Esas oportunidades son la manera en que Dios nos ayuda a descubrir nuestros talentos y a usarlos de acuerdo a su voluntad. Fue debido a la gran necesidad que vio entre los niños que Robert Raikes estableció la primera escuela dominical y que Robert Baden-Powell fundó los Boy Scouts (Niños Exploradores).
  3. Pruebe actividades nuevas. En mi país hay un dicho que dice: “El que no se arriesga no cruza el río.” Esto significa que usted deberá arriesgarse en tratar de hacer algo diferente para saber si tiene la capacidad de hacerlo o no. Una anciana que tenía más de ochenta años de edad aprendió a pintar al óleo para entretenerse. Nunca pensó que llegaría a tener fama mundial debido a sus pinturas. ¡Cuántos años desperdició acarreando un talento dormido! Es mi propia experiencia que debí arriesgarme a cruzar no un río, sino al Océano Atlántico, para escribir este curso. Siempre he disfrutado el placer de enseñar; pero veinte años atrás ni siquiera imaginaba que escribiría libros.

¿Tiene interés especial en alguna actividad específica? ¡Sea valiente! Quizá Dios le haya dado el talento para ésta.

Desarrollando sus capacidades

El desarrollo es necesario

Todos tienen capacidades innatas para hacer ciertas cosas; pero si una persona no invierte la suya, es decir, no la desarrolla, la puede perder (Mateo 25:28). El siervo negligente tenía cierta capacidad y por esa razón su amo le entregó algunas monedas de plata. Usted también posee ciertas capacidades que Dios le ha confiado, esperando que usted las desarrolle.

El desarrollo es posible

Usted puede desarrollar sus talentos en dos etapas. La primera consiste en observar y escuchar a quienes saben cómo hacer bien lo que usted desea aprender; entonces, deberá imitar y practicar. Nadie ha nacido sabiendo todas las cosas, pero todos hemos nacido con la capacidad de aprender muchas cosas; entre éstas, las primeras fueron caminar y hablar. Y aprendimos, ¿verdad? Con este método simple usted podrá aprender, también, cómo hacer algo si tiene la capacidad para hacerlo. ¿Quiere aprender a enseñar? Escuche un buen maestro e imítelo. ¿Desea aprender a tocar un instrumento? ¡Usted puede hacerlo sin aprender a leer música! Si tiene buen oído, podrá aprender observando cuidadosamente cómo ejecuta un buen músico, escuchando sus instrucciones y practicando mucho. No se desanime si la música que toca no suena muy bien al principio. Continúe practicando y con el tiempo será un experto.

Una segunda etapa en el desarrollo de sus talentos sería tomar un curso de manera que usted pudiera adquirir mayor conocimiento y habilidad en sus empeños actuales. Si usted ve que el curso no se presta para perfeccionar su talento, entonces yo le diría que será de poca ayuda continuar el estudio.

Dedicando sus capacidades

Algunas personas utilizan los talentos que Dios les ha dado para promover la maldad. Otras los usan para fomentar sus propios intereses. ¡Pero cuán felices son aquellas que los dedican al Señor para ser usados en su servicio! ¿Le ha dado Dios una hermosa voz? Usela para su gloria. ¿Es usted un carpintero o un albañil? Su talento, sí es dedicado al Señor, puede ser una bendición en la construcción o reparación de la iglesia.

Un joven cristiano notó que había toda clase de avisos en los autobuses de su país, pero ninguno para Cristo o la iglesia. Eso lo impulsó a utilizar para Dios el talento que El le había dado. Se dedicó entonces a hacer letreros del evangelio para exhibir en los autobuses. Con el correr del tiempo, él se dedicó completamente a hacer este trabajo. Actualmente dirige un gran negocio que distribuye miles de letreros en diferentes partes del mundo.

El ejemplo de Dorcas ha motivado miles de mujeres cristianas a dedicar sus talentos a la obra del Señor. Sus manos, sus agujas e hilos han servido para propagar el reino de Dios y hacer el bien a otros. Esta es la forma en que Dios desea que usemos los talentos que nos ha dado (1 Pedro 4:10).

Dios puede dar capacidad especial a quienes le dedican sus talentos. El puede darles sabiduría y habilidad sobrenatural en la tarea que hacen para El. Note en Exodo 31:1-11 y 25:30-36:1, cómo Dios llenó con su Espíritu a dos artesanos israelitas. Si usted le pidiera al Señor, podría ser bendecido de la misma manera.

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