Quién es Jesús 5: Jesús, el Verbo

¿Puede usted imaginarse cómo sería no poder hablar? El no poder comunicarse nos causaría mucha frustración, y produciría gran aislamiento.

La mayoría de nosotros podemos comunicarnos con mucha facilidad. Mas bien, ¡ni nos damos cuenta que lo estamos haciendo! Pero en realidad, cada día usamos centenares de palabras. Las usamos para expresar nuestros sentimientos, deseos, pensamientos y propósitos. Las palabras dan forma a lo que está en nuestro corazón y nuestros pensamientos. A través de ellas, los demás pueden conocernos y nosotros podemos conocer a los demás.

Nuestra habilidad de comunicarnos proviene de Dios quien nos creó. Él es el gran comunicador, y desea que lo conozcamos. No es necesario adivinar cómo es Dios. ¡Él ha hablado! ¿Cómo? Al enviarnos su Hijo al mundo. Los profetas y los sabios han declarado palabras acerca de Dios y proveniente de Él, y esas palabras han sido verdaderas. Pero Jesucristo ha hecho mucho más. No solamente ha hablado las palabras de Dios. Él es la Palabra de Dios, el Verbo, vivo y poderoso, y lleno de autoridad divina. Jesucristo es el principio y el fin de todo lo que Dios quiere comunicar a nosotros.

Y siendo el Verbo, ¿qué mensaje nos comunica Jesús en cuanto a Dios? La respuesta a esa pregunta es el tema de esta lección.

Dios se revela a sí mismo en Jesús

Dios es Espíritu. No lo podemos ver, ni oír, ni percibir por medio de nuestros sentidos. Entonces, ¿cómo podemos conocerlo? ¿De qué manera puede el débil y pecador hombre llegar a comprender al Dios Todopoderoso, perfecto e invisible? ¿De qué manera puede Dios manifestarse a nosotros? En Jesús está la respuesta.

El carácter de Dios

Jesús nos revela a Dios por medio de una personalidad humana. ¿Cómo es Dios? Para saberlo, no tenemos más que mirar a Jesús, su Hijo.

A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. (Juan 1:18)

El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. (Juan 14:9)

El es la imagen del Dios invisible. (Colosenses 1:15)

Dios ha hablado a la gente de distintas maneras, pero la más clara revelación de su carácter se encuentra en su Hijo, que es la Palabra viviente de Dios. Hoy Dios nos habla cada vez que leemos con respecto a Jesús. La vida de Jesús, su obra y sus enseñanzas, todas ellas hablan de Dios en
términos de la experiencia humana, en un lenguaje que todos podemos entender.

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo…el cual [es] la imagen misma de su sustancia. (Hebreos 1:1–3)

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros. Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:1, 14)

Jesús no se limitó a enseñar a la gente quién era Dios; les hizo ver cómo era el carácter de Dios. Habló sobre la santidad, bondad, sabiduría, justicia, misericordia, poder y amor de Dios. Las personas vieron estas cualidades en Él. Jesús proclamó, e hizo suyas con el ejemplo de su vida, las normas más elevadas de moral que el mundo jamás haya conocido. La sabiduría de sus enseñanzas es, todavía hoy, motivo de asombro para el mundo. Al ejercer su ministerio en favor de las necesidades humanas y dar su vida por otros, demostró que Él era el amor de Dios en acción.

Pero donde tenemos la más evidente expresión de la justicia y el amor de Dios, es en la cruz, donde Jesús murió por nuestros pecados. La justicia de Dios demandó la pena de muerte por el pecado. El amor de Dios por los pecadores lo hizo morir a Él en lugar de los pecadores. Su amor lo hizo pedir perdón por quienes lo estaban crucificando. ¡Cuánto amor! ¡Qué Dios maravilloso tenemos!

Los sentimientos, pensamientos y designios de Dios

Jesús expresó, por medio de sus enseñanzas y por medio de su propia persona, los sentimientos, los pensamientos, y los designios de Dios. Jesús fue un gran Maestro, no obstante lo cual dijo:

Nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. (Juan 8:28)

Todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. (Juan 15:15)

Podemos confiar, entonces, en que las enseñanzas de Jesús en los evangelios son una genuina revelación de Dios, y son su verdad. Vemos a Dios como a un Padre omnisciente y amoroso, que desde el cielo cuida tiernamente a sus hijos. Odia el pecado y la hipocresía, pero ama al pecador. Nos dice la manera en que podemos ser salvos, y nos concede las normas para una vida feliz. Su gran anhelo es que sus hijos extraviados abandonen
sus pecados y vuelvan a Él. Nos permite tener una idea acerca de la maravillosa vida que Él nos tiene preparada para cuando estemos en su reino eterno. Todas estas verdades las tenemos escritas en la Palabra de Dios.

Jesús, el Verbo viviente, reveló los sentimientos de Dios. En su Hijo, Dios lloró ante el dolor de sus amistades, los sufrimientos de la humanidad, y la incredulidad ceguera de una ciudad que lo rechazó y se precipitaba hacia la destrucción. En Él, la ira de Dios se encendió contra la hipocresía, la falsedad y la comercialización de la religión. En Él, Dios sintió una compasión profunda ante tantas almas perdidas en sus pecados, andando como ovejas que no tienen pastor. En Él, hizo saber a la gente que su voluntad era que fueran felices, y libres de enfermedades, del pecado, de la culpabilidad y de temores.

El poder de Dios y su voluntad

Jesús nos ha hecho ver qué es lo que Dios quiere, y el poder que tiene para llevar adelante su propósito. Mientras estaba en esta tierra, Jesús sanó al enfermo y perdonó al pecador. El ayudó a la gente en sus necesidades por el poder de Dios. Jesús dijo que Él había venido para hacer la voluntad de su Padre, y que hacia las obras de su Padre. Esto demuestra que Dios quiere sanarnos, perdonarnos, y satisfacer todas nuestras necesidades en el día de hoy.

Las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. (Juan 5:36)

Mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. (1 Corintios 1:24)

Jesús también nos mostró la vida que Dios quiere que tengamos. Él obedeció a su Padre y vivió en armonía con Él. Dios quiere que hagamos lo mismo.

Los nombres de Dios explicados en Jesús

En la Biblia se conoce a Dios por medio de muchos nombres. Jesús, el Verbo, nos ayuda a entenderlos porque Él es la fiel expresión de Dios.

Yo Soy

Cuando Dios le hizo a Moisés el llamamiento para conducir a su pueblo, Moisés le preguntó su nombre. Dios le contestó: YO SOY EL QUE SOY (Éxodo 3:14). Dios le dijo a Moisés que le dijera al pueblo que YO SOY lo había enviado. Este nombre nos dice que Dios es eterno, inmutable, siempre
presente. En Él no hay engaño. Él es lo que Él es, y hace lo que se propone hacer. Podemos confiar en Él.

Pero en esencia, ¿qué es Dios? ¿Qué es lo que hará? Estas preguntas las contesta Jesús en sus sermones registrados en el evangelio de Juan. En ocho ocasiones se aplica a sí mismo el nombre de Dios, YO SOY. En una de ellas hace uso de este nombre para describir su propia naturaleza eterna, diciéndonos que Él existía ya antes que Abraham. En los otros casos Jesús se vale de este nombre de Dios para explicar el carácter de Dios y el suyo propio, mostrando lo que Dios hace en favor de quienes se allegan a Él. El gran YO SOY satisfará todas nuestras necesidades.

1. “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35).
2. “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12).
3. “Antes que Abraham fuese, Yo soy” (Juan 8:58).
4. “Yo soy la puerta” (Juan 10:9).
5. “Yo soy el buen pastor” (Juan 10:11).
6. “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25).
7. “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6).
8. “Yo soy la vid verdadera” (Juan 15:1).

Jehová

Jehová significa el Eterno o Existente por sí mismo. En el Antiguo Testamento se encuentra ligado a otras palabras, con las que forman varios nombres compuestos. Estos se basan en revelaciones personales de Dios, y dicen quién es Él y qué hace en favor de la gente. Jesús, el Verbo que nos revela a Dios, pone de manifiesto la verdad de estos nombres de Dios.

1. Jehová-jireh—Jehová proveerá.

Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. (Génesis 22:8)

Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros. (1 Pedro 1:18–20)

Jesús, el Cordero que Dios, ha provisto para quitar nuestra culpabilidad, y morir en nuestro lugar.

2. Jehová-rofe—Jehová tu sanador.

Yo soy Jehová tu sanador (Éxodo 15:26).

Trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos. (Mateo 8:16)

Jesús, el Gran Médico, sana el cuerpo, la mente, el corazón y el espíritu quebrantado.

3. Jehová-shalom—Jehová es paz.

Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom (Jueces 6:24).

Respondió Jesús…La paz os dejo, mi paz os doy (Juan 14:23, 27).

Jesús nos da paz interior, la cual no depende de las circunstancias: paz con Dios, paz con nosotros mismos, y paz con los demás.

4. Jehová-rohi—Jehová es mi pastor.

Jehová es mi pastor, nada me faltará (Salmo 23:1).

Volvió, pues, Jesús a decirles:…Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas (Juan 10:7, 11).

Jesús, el Buen Pastor, murió por salvarnos, y ahora vive para cuidar de todos los que le siguen.

5. Jehová-tsidkenu—Jehová, justicia nuestra.

Y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra (Jeremías 23:6).

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:21).

Hay solamente una manera de tener un corazón y una vida limpios. Sólo mediante una verdadera unión con Jesús podemos vivir una vida justa y tener una correcta relación con Dios. Él es nuestra justicia.

6. Jehová-sama—Jehová allí.

Jehová sama (Ezequiel 48:35).

Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros (Mateo 1:23).

Jesús ha prometido estar siempre con nosotros. Él está siempre cerca para prestarnos su ayuda.

7. Jehová-nisi—Jehová es mi estandarte.

Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi (Éxodo 17:15).

En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Juan 16:33).

Este título significa que Jesús es nuestro Lider, nuestra Victoria, nuestra Fuerza. Con Él podemos ser fuertes y victoriosos en la lucha diaria por la vida.

¿Qué significan para usted estos nombres? Significan que si usted tiene a Jesús como su Salvador, el Señor le proveerá. Él Señor lo sanará. El Señor será su Paz. El Señor será su Justicia, siempre presente, así como su Victoria. Todo esto será Jesús para usted, si le rinde su vida, confesándole sus pecados y recibiéndolo en su vida.

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