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La Voz de los Profetas

La Comunión Con Dios Trae Regocijo

David recibió el mensaje divino de perdón en palabras muy claras: Dios ha perdonado tu pecado; no morirás. David estaba agradecido y le dio gracias a Dios por su misericordia y compasión. El dijo: «Te tributaré alabanzas, porque has librado mi alma de la muerte.»

Pero este no fue el final de la experiencia de David. El que Dios sea compasivo y perdonador no significa que el pecado se quedará sin castigo. El pecado siempre trae juicio. El hijo que nació como resultado de esta unión ilícita con Betsabé les fue quitado por muerte. David se sintió apesadumbrado y muy triste. Con todo, comprendió la forma de actuar de Dios y aceptó el juicio con humildad. Después Dios les dio otro hijo, Salomón, quien llegó a ser uno de los hombres más sabios de la historia. De esta manera, a través de la vida de David, Dios nos habla a nosotros para mostrarnos de nuevo cuán terrible es el pecado, cuán seguro es el juicio, y cuán grande es la misericordia de Dios.

David fue restaurado a la comunión plena con Dios. Continuó escribiendo salmos incomparables que nos dan algunos de los mensajes más importantes que Dios jamás haya enviado a la humanidad. Examinaremos brevemente uno más de esos mensajes importantes. Se trata del que nos habla de la naturaleza y el valor de la oración. Nos dice que la comunión con Dios trae gozo a nuestros corazones. Nos dice que Dios nos quiere, que nosotros le necesitamos, y que quienes le buscan tienen una gran esperanza. Quienes desean servir a Dios de acuerdo con la voluntad de El cuentan con una gran esperanza ahora y para el futuro.

Los escritos de David nos muestran que el corazón del hombre puede verdaderamente experimentar comunión con el corazón de Dios a través de la oración. Dios desea hablar a su pueblo, y El desea que el pueblo le hable a El. La comunión entre Dios y el hombre es similar a la del compañerismo entre un amante padre y su hijo. Disfrutan de la compañía mutua. Como un padre amante, Dios siempre está listo a escucharnos. Desea que vayamos a El con nuestros problemas y pensamientos. Nos ha creado para el propósito de disfrutar de comunión con El y darle nuestra alabanza y amor.

La oración es algo así como una peregrinación. hombre desea conocer a Dios con mayor intimidad. Camina más cerca cada vez en una relación espiritual con su Creador. David expreso estas ideas muchas veces en sus salmos. Por ejemplo, dijo «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, o Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo vendré y me presentare delante de Dios?» David tenia la seguridad de que Dios le respondería a él y a todos los fieles. «Serán abundantemente saciados Y tú los abrevaras del torrente de tus delicias, porque contigo está el manantial de la vida.»

Los Salmos nos alientan a orar por nuestras necesidades personales, como lo hizo David, para pedir perdón, para una relación más profunda. “Confíen en el en todo tiempo, oh pueblos; derramen delante de él su corazón.

La oración es una expresión de verdadera confianza en Dios. No es una simple forma o ceremonia. Es un acto verdadero con el cual demostramos que necesitamos a Dios y que confiamos en El para guiamos a la verdad y al regocijo. Es la peregrinación que conduce al manantial de la vida.

“Me muestras la senda de la vida», cantaba David, «en tu presencia hay plenitud de gozo».

Quizá usted también esté listo para confesar que ha pecado contra Dios. Puesto que ya sabe que nada se escapa del ojo divino, está usted luchando con su culpa interna y la agonía. Está usted buscando paz en la noche, pero no la ha encontrado. Ha guardado todas las leyes religiosas, pero no encuentra descanso. Se le va el sueño por sus lágrimas de remordimiento Su corazón está quebrantado, y el corazón de Dios ha sido quebrantado también por usted.

Mas usted no necesita sufrir. Debe usted saber que Dios es su Padre celestial. En amor El desea perdonarle y llenar su corazón de gozo. Confiésele a El ese pecado que usted ha cometido. Pídale perdón. Crea que El le perdonará y que proveerá para satisfacer la justicia de pecado como El lo hace. Déle gracias a Dios y continúe confiando en que El le guiará hacia otras verdades. Le revelará el hermoso misterio de su revelación de amor divino para toda la humanidad.

Ahora, en sus propias palabras, recítele a Dios estás palabras tomadas de los Salmos (Jabbur) y permita que se conviertan en su propia oración personal a Dios, el benefactor, el compasivo, el Señor del universo:

«Sálvame, oh Dios… Estoy hundido en cieno profundo… Cansado estar de llamar.” «Las angustias de mi corazón se han aumentado… Mira mi aflicción y mi trabajo, y perdona todos mis pecados.» «En mi angustia invoqué a Dios… El oyó mi voz.» «Me mostrarás la senda de la vida.» Bendice, alma mía, al Señor… quien perdona… el que sana… el que rescata… el que te corona…»

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