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La Voz de los Profetas

Su Mensaje Tiene Autoridad

Había algo misteriosamente diferente en lo relacionado con Jesús, el Mesías. En apariencia era como cualquier otra persona. Es decir, nació como un bebé normal, creció y llegó a la madurez, vivió y trabajo como todo ser humano. En lo físico, en apariencia corporal no era diferente de los profetas que le precedieron. Pero su Espíritu le hizo único, singular. Su Espíritu no era como el del hombre, creado por Dios. Dios se había revelado en El. El era el Verbo, la Palabra de Dios, manifestada no tanto en forma de un libro, como lo fueron otras revelaciones de Dios, sino en la forma de un hombre que podía ser visto, tocado, y abordado por el hombre. A través de las enseñanzas, milagros y humildad de este Hombre, se reveló el amor supremo de Dios. Su Espíritu hablaba con autoridad divina.

Al crecer Jesús, el Mesías, y dejar su niñez se sometió a las experiencias comunes al genero humano para que la gente pudiera ver que comprendía sus necesidades y debilidades. Ellos podrían reconocer en El el alcance y el amor de Dios.

Después de ser confirmado por Juan junto al rio Jordán, Jesús, el Mesías, comenzó su obra de enseñanza y proclamación de la verdad. Le enseñó a la gente como vivir de manera que le agradara a Dios. Les enseñó, como los profetas que le precedieron, que Dios castigaría el pecado, pero que proveería un medio de salvación para quienes la aceptaran. Examinemos brevemente algunas de las enseñanzas de Jesús, el Mesías. Descubriremos que cumplieron plenamente lo que hemos oído de los profetas.

La importancia de la Palabra de Dios

Al inicio de su ministerio, Cristo se enfrentó a uno de los problemas comunes a todos nosotros: Satanás trató de tentarlo. Por supuesto, Jesús, el Mesías, tiene todo poder por sobre Satanás. Como ejemplo para nosotros, demostró el poder de la Palabra escrita de Dios. Le dijo a Satanás: «Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»

El pan, que satisface el apetito de la carne, representa las cosas materiales que buscamos. Satanás trata de tentarnos para alejamos de Dios y ocupar nuestras mentes en la adquisición de cosas de esta vida o para ir en pos de los placeres terrenales. Jesús, el Mesías, nos enseñó la importancia de mantenemos fieles, al aceptar y seguir las revelaciones de Dios. Es muy significativo que El haya recalcado esta verdad al principio de su ministerio terrenal, al expresar lo que siempre debemos recordar: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Jesús continuó revelando las Escrituras y citándolas en todas sus enseñanzas. A sus seguidores les cito porciones de las Escrituras, las cuales indican que su vida y palabras constituían el cumplimiento de profecías. El hombre sabra que la voluntad de Dios y el amor divino son revelados a través de su Palabra, y esta Palabra seria nuestra guía desde el nacimiento hasta la muerte.

La justicia y el juicio de Dios

Jesús enseñó claramente acerca de la rectitud divina y la justicia santa. En palabras fuertes pronunció juicio sobre quienes permiten que sus vidas sean gobernadas por el pecado. El carácter justo y recto de Dios demanda que quienes le rechazan queden bajo su juicio. Los impenitentes que no reciben el perdón de Dios serán castigados con el fuego eterno. Con una cita de David y de Isaías, Jesús le advirtió a la gente para que se arrepintiera y se escapara del juicio.

El amor y el interés de Dios

Jesús enseñó que Dios es como un amante padre para su pueblo, profundamente preocupado e interesado en los detalles de sus vidas. Los seres humanos son su más alta creación, y cuando viven de acuerdo con su plan para ellos, le dan gran gozo a El. Pero cuando le rechazan y le desobedecen, se entristece y anhela que se vuelvan a El. Jesús dijo que Dios activamente busca a personas. Las busca, las llama y les ofrece salvación. Jesús lo demostró en su vida terrenal por el simple hecho de que no evadió a los pecadores. Los buscó. Los visitó, habló con ellos y les mostró el amor y el interés de Dios entre ellos de muchas maneras.

La pena por el pecado y la reconciliación

Jesús explicó por sermones, parábolas e ilustraciones la verdad de que el pecado impone la pena de sufrimiento y separación eternos de Dios. Por tanto, puesto que todos han pecado, esta pena se impone a todos. Si esta pena se aplicara sin misericordia, todos seríamos condenados a muerte eterna. Dios diseñó la ceremonia simbólica de sacrificios de animales para ilustrar cómo pueden combinarse la justicia y el amor En esta ilustración el pecado es colocado sobre el animal. El animal es sacrificado en lugar de personas pecaminosas, por lo que el precio queda pagado y el amor de Dios provee salvación. Jesús completó las enseñanzas sobre este tema al predecir su propia sumisión al sacrificio perfecto. El expiaría los pecados del mundo. Daría su vida en rescate por muchos. Les dio a sus seguidores información suficiente acerca de este misterio para que pudieran comprender por qué sufrió, y ellos podrían enseñar a otros el mensaje de salvación.

Verdadera adoración del corazón

Recordamos que el profeta Isaías habló en nombre del Señor diciendo: “Este pueblo con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí. La adoración que me ofrecen se compone sólo de reglas enseñadas por hombres.» Jesús, el Mesías, reveló de nuevo que la adoración debe brotar sinceramente del corazón. Te advirtió al pueblo contra la práctica de una religión sin verdadera devoción y alabanza a Dios. En cierta ocasión le pidieron que discutiera la importancia de ciertos lugares de adoración. Contestó que el lugar en si no era to más importante. Dijo: «Dios es Espíritu. Ses que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.»

La fe y la obediencia que se demandan del hambre

El sacrificio del Cordero de Dios perfecto es suficiente para redimir a toda la humanidad. Pero el perdón de los pecados puede otorgárseles sólo a quienes aceptan en fe y creen sinceramente que el sacrificio es para ellos. El hombre cavo en pecado al hacer una decisión, y recibe la salvación al hacer otra decisión. Dios le extiende a la gente una invitación, como lo oímos del profeta Isaías: «Vengan a mi y escuchen.» No fuerza a la gente. No los recibe y los rechaza de manera inciertas. Cualquier persona puede recibir los beneficios del amor y la misericordia de Dios. La fe y la obediencia son los requisitos. Jesús dijo: ‘Todo lo que pidan en oración, si creen que lo recibirán, así les sucederá.»

Por estos ejemplos podemos ver que las enseñanzas de Jesús eran un resumen, una conclusión y el cumplimiento de todo lo que los profetas habían enseñado. Quienes lo oyeron reconocieron la autoridad con que hablaba. La autoridad de Jesús el Mesías era la de Dios, pues dijo: «Yo he venido para cumplir la ley.

Tareas a Cumplir

Para cada una de las enseñanzas de Jesús cuya lista aparece a continuación escriba una ilustración de su estudio de los profetas. Por ejemplo, Jesús enseñó la importancia de la Palabra de Dios. Una ilustración de los profetas consistiría en que Moisés recibió un escrito del dedo de Dios. Probablemente usted pueda aportar varias ilustraciones para cada una de las enseñanzas.

  • La importancia de la Palabra de Dios
  • La justicia y el juicio de Dios
  • El amor y el interés de Dios
  • La pena del pecado y la expiación
  • Verdadera adoración del corazón
  • La fe y la obediencia que se demandan del hambre
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